Apa
Gracias.
Habrá algo de Majul acá? Qué gracioso cuando se le podían dejar mensajes!
Edito: y tiene (mal) linkeado el blog de Bazán, jua.
Tengo en la cabeza la foto de 6to grado del colegio. Gordita amorfa con aparatos fijos y nariz particular, luego que mi hermano la viera, me cargó largos años apodándome Patora.
Y Patora nunca se fue porque es y será parte de mí. Es la que deglute un paquete de “Rumbas” o de repente tiene antojo de King de pollo francés y prefiere de vez en cuando “una buena milanesa con fritas en un bodegón” en vez de comida china.
Patora es la fracción de mí que no entiende como hay gente que va al gimnasio por placer (yo creo que me mienten) y no logra asimilar que haya personas que coman todo tipo de verduras y que casí no les guste lo dulce.
Supongo que podría echarle la culpa a Patora de mis miserias adolescentes y de el más de un atracón al que me sometí, pero no, Patora es otra cosa. Patora es esa parte que recuerda con cariño las meriendas en casa de los abuelos y que come sin culpas, sin preocuparle si la ropa le entra o si se le marca un rollo. Pura y hermosa ingenuidad que hace tiempo ha sido pisoteada por cada rincón de esta sociedad exitista.
Mediodía en la semana, mucho de ese frío húmedo que se mete y la gente sale abrigadísima, salvo ellas, pendejas en general que se exponen a enfermedades invernales porque se sienten más confiadas sin ropa que con que. Me da gracia, y me acuerdo de mí, claro, a los 16, 17, y cuando íbamos a bailar, pleno invierno y nosotras en remerita.
Yo que sé, que le dirías a esa pendejita? “ya te vas a dar cuenta, después de muchas resfríos, gripes y alguna neumonía que eso no tenía nada que ver, que él te quería o te cogía igual, con sweater o sin el, que sos la misma y que es invierno carajo, mierda” Y sonrío, porque yo voy con mi saco y se que a él (a cualquier él) le gusto igual hoy, mañana y en enero, porque los años no vienen solos y una, de repente, dentro de esa vorágine en la que se va envolviendo se da cuenta que sí las cosas cambian y te abrigas y punto, hace frío, punto.
Y me siento bien y tengo un argumento más contra esos que se ponen melancólicos cuando ven la foto del viaje de egresados y aquellos años dorados. Basta, los 17 fueron una mierda, me cagaba de frío, no tenía un mango, dependía totalmente de mis viejos y me ponía en pedo con Dr. G.
Supongo que si mi razonamiento sigue esta conducta, a los 30 voy a estar totalmente superada y ya hasta no me va a importar un carajo como luzca mi pelo. Fa, y si eso pasa? Entiendo un poco a la pendeja ahora, hoy me es imposible asimilarlo.