jueves, diciembre 27, 2007

Got pan dulce?

En las fiestas, las diferencias generacionales radican en que, mientras que los jóvenes de la familia, salen luego del brindis a emborracharse con amigos para al día siguiente caretearla en el almuerzo (o en el peor de los casos faltar a la cita familiar por resaca inmanejable) los mayores, ya cansados y con el expertise de muchas más fiestas familiares encima, ni se preocupan por tratar de mantener la línea o simular cordura, a las 10 de la noche ya los podemos ver pasados de copas y abrazándose con ese familiar al que no le hablan hace años.
No hay nada más lindo que la familia unida.

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martes, diciembre 18, 2007

Felices Fiestas

Resulta interesante destacar como está instaurado en el inconsciente colectivo el “después de las fiestas”. Como si dos feriados nos obligaran a posponer todo lo que tenemos o queremos hacer. Esta lógica remite a creer que empezar algo a esta altura del año no vale la pena y es aplazado para cuando se termine el clima festivo. Claro que, pasado esto nos encontramos con los calores de enero y las vacaciones, por lo que cualquier proyecto pensado a esta altura del año recién empezará a gestarse en marzo. Luchar contra este aplazamiento es prácticamente imposible, ya que, aunque nosotros tengamos todas las ganas de comenzar en diciembre, factores externos y variables semi y no controlables nos lo impedirán.
Es por eso que a esta altura del año la impaciencia no sirve, hay que entregarse a los placeres del calor, las salidas de fin de año y dejar que la mente fantasee con las tan planeadas (o no) vacaciones que se vienen.

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jueves, diciembre 06, 2007

El festival del pelo azul

Si estuviera en una novela donde solo hay dos clases de personas: buenas y malas, tendría que decir que a la gente buena le salen bien las cosas pero siempre después de haberla peleado a full y resolviéndose en el último momento. Es así como el otro día escuchaba la historia de un flaco al que se le dieron una serie de eventos afortunados y pudo hacer el viaje que quería, por supuesto, él se lo merecía. Y así un montón de historias.
Claro que, y poniéndome en el lugar de doncella victima, este no es mi caso. Los pequeños golpes de suerte que sirven de palanca a todo el esfuerzo que uno hace para que salgan las cosas bien, son escasos. Los pequeños golpes de suerte que recibimos casi de milagro e inesperadamente nos brindan un beneficio sin esperarlo y casi sin merecerlo, son prácticamente nulos.
Es así como, después de haber planeado un campamento muy copado para este finde y haber renunciado al Personal Fest después de que se hubiera bajado Smashing Pumpkins, por primera vez en mi vida un contacto laboral ofrece regalarme entradas para dicho festival.
Esto no va a volver a pasar, claro.
Estoy tratando de reprimirme y no pensar que, por más de que no vaya a estar Smashing Pumpkins, tengo la posibilidad de ver gratis a los muy nobles Chris Cornell, Spinetta, Fito, Dancing Mood, Tony 70, etc etc.
Reprimir. Bien. Algo que las sociedades vienen haciendo hace mucho tiempo. No me va a costar.
Llega a llover y voy a confirmar que al barba man le encanta cagarse de risa de mí.

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