sábado, noviembre 11, 2006

Nicotina

En toda mi vida fumé dos cigarrillos.
El primero fue en 2001, con 17 años yo era el bicho raro, la única del grupo que no había probado. Así que una noche de primavera, antes de ir a bailar, después de que mis -tan maduras amigas- hubieran comprado un atado de cigarrillos egipcios o de alguna tierra lejana, fumé por primera vez. Tosí, me lavé los dientes y esa noche me agarré un pedo de puta madre, pero eso no tiene nada que ver con el cigarrillo.
La segunda vez fue en 2002. También recordado como el día que probé marihuana. Y estaba con él, claro, ese chico rebelde que toca la guitarra en una banda, fuma faso y odia a todo el mundo. Me encantaba, fue mi primer gran amor aunque no creo que el se haya dado cuenta. Fumé, no tosí y después volví a mi casa.
A mis amigas de la secundaria ya no las veo. Sin embargo con él volví a hablar hace poco tiempo, me contó que sigue probando suerte con la música, es tan independiente como siempre, y salvo una internación por problemas con las drogas creo que sigue siendo el mismo flaco que conocí cuatro años atrás. Excepto que en aquella epoca estabamos a 1 hora de colectivo de distancia y ahora me vengo a enterar que vive a 4 cuadras de mi casa.
Rayos y centellas, Batman.