Home alone
Sin previo aviso este fin de semana no hubo nadie en casa, así que decidí jugar a “vivir sola” y a-ver-que-onda. Se entiende que no estoy acostumbrada, de hecho es la primera vez que duermo sola en esta casa, luego de mudarnos hace más de un año.
Así que me decidí a observar los pro y contra de vivir sola (tipo ensayo para un futuro no tan cercano). Bueno, está claro que no es un ensayo muy real ya que mi casa materna cuenta con lujos que tal vez de newie soltera-sola no me pueda dar: aire acondicionado, heladera llena, internet, rompa limpia y planchada, etc.
Algo que me molestó muchísimo y que, insisto, debe ser por la falta de costumbre, es no hablar con nadie, a eso le sumo que no soy una persona muy amante del teléfono (y tampoco da llamar a alguien un domingo tipo 11 de la mañana, bah, excepto a mi abuela, ponele). Y no porque yo sea muy verborrágica pero me faltó esa cosa de comentar alguna pedorrada que me acuerdo, hablar alguna noticia o sencillamente decir “buen día” o “te sirvo un café?”.
Sin embargo, pude batallar esa gran incomodidad con los pro que le encontré al juego/ensayo: salí a buscar el diario a la puerta y no sólo me puse contenta con haberlo desarmado y leído antes que nadie, sino que, además, la revista traía un jabón de regalo (que emoción!), pude poner música a todo volumen, lo que me guste y que llegue a cada rincón de la casa, e hice estragos en la cocina sin que nadie me esté atrás ordenando que limpie o algo así.
El domingo a la tarde le hablé a mi planta, solo para chequear que no estaba disfónica o algo por el estilo.
Así que me decidí a observar los pro y contra de vivir sola (tipo ensayo para un futuro no tan cercano). Bueno, está claro que no es un ensayo muy real ya que mi casa materna cuenta con lujos que tal vez de newie soltera-sola no me pueda dar: aire acondicionado, heladera llena, internet, rompa limpia y planchada, etc.
Algo que me molestó muchísimo y que, insisto, debe ser por la falta de costumbre, es no hablar con nadie, a eso le sumo que no soy una persona muy amante del teléfono (y tampoco da llamar a alguien un domingo tipo 11 de la mañana, bah, excepto a mi abuela, ponele). Y no porque yo sea muy verborrágica pero me faltó esa cosa de comentar alguna pedorrada que me acuerdo, hablar alguna noticia o sencillamente decir “buen día” o “te sirvo un café?”.
Sin embargo, pude batallar esa gran incomodidad con los pro que le encontré al juego/ensayo: salí a buscar el diario a la puerta y no sólo me puse contenta con haberlo desarmado y leído antes que nadie, sino que, además, la revista traía un jabón de regalo (que emoción!), pude poner música a todo volumen, lo que me guste y que llegue a cada rincón de la casa, e hice estragos en la cocina sin que nadie me esté atrás ordenando que limpie o algo así.
El domingo a la tarde le hablé a mi planta, solo para chequear que no estaba disfónica o algo por el estilo.
posted by Adicta a la cafeina at 10:31 a.m.
4 Comments:
mmmhh... yo no planeo mudarme solo hasta que tenga el dinero para vivir AL MENOS como en la casa de mis padres.
Mudarse para retroceder, nah.
Sin embargo, a veces pienso que como yo valoro mucho la soledad, quizá esté dispuesto a pagar por ella con ropa no planchada o tener que cocinar y lavar los platos. Pero no más que eso!
Igualmente, siempre va a pasar q el baño no se limpie magicamente, nada es como el hogar materno.
a mí cada vez que me quedo solo me pasa lo mismo: no lavo ni un tenedor hasta que ya no me queda nada más limpio. en ese momento subo el volumen, me pongo una remera que se pueda mojar, y ataco desde la olla más grande hasta la cucharita más pequeña... (eso sí, ni en pedo uso magistral.. odio a esa gota insípida)
y estuviste todo el tiempo desnuda...
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